miércoles, 15 de octubre de 2014

EL STRESS Y LAS EMOCIONES

Última actualización 23 de Enero de 2015

Esta pagina contiene los siguientes artículos


  1. ¿Sabe alguién qué es eso de las emociones?
  2. Documentos de internet sobre le stress
  3. ¿Existe un stress bueno?
  4. Evitando el stress




Nuestro cuerpo

¿Sabe alguien qué es eso de las emociones?

Jorge Borja Castañeda

En la vida cotidiana, entender lo que se quiere decir por emoción, alegría, tristeza, ira, sentimiento, pasión, afecto y demás parece relativamente sencillo, puesto que en la comunidad en la que alguien se desenvuelve los criterios de uso de los términos están sancionados por la costumbre; de modo que, en general, se puede afirmar que alguien siente amor o tiene miedo y esperar que los demás estén de acuerdo con ese juicio. De la misma manera, se puede aseverar que otra persona finge tener miedo (o cualquier otra emoción), encontrando que, también en lo general, los demás coinciden con ese juicio. Los criterios de interpretación son compartidos por el grupo, y eso asegura el entendimiento, a pesar de que un mismo término – “enfado”, por ejemplo– se use con sentidos diferentes, los cuales dependen en gran medida del contexto en que se emplean. Pero incluso así, los hablantes saben a qué se refiere el término en cada situación. Lo mismo sucede si se aplican algunos sinónimos de la palabra emoción, como los arriba mencionados, todos los cuales pueden usarse de mil maneras, pero el grupo de hablantes parece comprender bastante bien qué se quiere decir con cada palabra. No faltan, por supuesto, argumentos acerca de la precisión y pertinencia con la que se utiliza tal o cual vocablo. Por ejemplo: “No, lo que tú sientes ya no es una simple emoción; más bien se trata de una pasión”. O bien: “La envidia es mala porque es una pasión y un pecado; las emociones, en cambio, son buenas”. Aún más: “Entre más niegues que estás triste, más cierto es que lo estás”.

De igual modo, el uso cotidiano de esos términos parece concederles a todos ellos el papel de causa del comportamiento; así, el comportamiento ostensible sería provocado por algo intangible como la emoción, la pasión, los sentimientos, la motivación o la depresión. De ahí que, aunque la gente no pueda señalar un “algo” concreto a lo que llamar la causa o motivo del comportamiento, de todos modos sigue usando aquellas palabras para comunicarse y entenderse en lo que parece una manera bastante apropiada y eficiente.

Así, en el uso cotidiano y pseudotécnico del término emoción, se le adjudican al mismo y a otros términos semejantes propiedades causales que no poseen, de modo tal que se afirma que una emoción, pasión o motivo es la causa del comportamiento notorio de algún organismo. La ira, por ejemplo, como proceso interno, se supone que causa el comportamiento irascible de gritar, insultar, golpear y demás. Entonces, la emoción, el sentimiento o la pasión ocurre primero, yel comportamiento después, siendo lo primero causa de lo segundo: “Es algo que me sale de adentro y no lo puedo controlar; no soy yo cuando me enojo. No es culpa mía”.

No hay quien, en la vida cotidiana o en la investigación científica, pueda identificar y demostrar que hay algo así como una entidad emocional que causa cambios en el comportamiento. Se dice, a pesar de ello, que los movimientos faciales y corporales, entre otros indicadores, son la expresión (el efecto) de algo que ocurre en otra parte (la causa), ya sea la mente, la conciencia, el sistema nervioso autónomo o el sistema nervioso central. Ese otro “algo” es la emoción, el sentimiento o la pasión, según se afirma con vehemencia emotiva.

Pero eso implica postular relaciones causales espurias, toda vez que la causa aducida no es observable directamente, sino inferida impropiamente de lo observado como comportamiento ostensible. Es como decir “Corro porque tengo miedo, y sé que tengo miedo porque corro”.

Llama la atención también que en la vida cotidiana, cuando se hacen juicios o evaluaciones del comportamiento propio o ajeno, el aspecto emocional siempre está presente, independientemente de que al mismo tiempo se utilicen conceptos para caracterizar la “parte racional” de la persona analizada.

Así, por ejemplo, se puede afirmar que alguien estaba muy enojado, pero que había razón en sus palabras, o que defendía tímidamente sus argumentos. En todos los casos, la gramática profunda, es decir, las reglas empíricas de uso de aquellas expresiones, valida su capacidad para “explicar” el comportamiento de las personas en esos contextos. Esta gramática profunda, de acuerdo con el filósofo vienés Ludwig Wittgenstein, poco tiene que ver con la gramática formal avalada, en el caso del idioma español, por la Real Academia de la Lengua. La mayoría de la gente no habla de acuerdo con las reglas formales de su idioma; hay, eso sí, algunas personas que logran la hazaña de escribir con la propiedad, elegancia y belleza que exige la lengua culta, pero incluso ellas no pueden escapar del influjo de la gramática profunda en su hablar cotidiano.

El entendimiento de las emociones es igualmente problemático en razón de que, explícita o implícitamente, en todos los ámbitos del conocimiento se acepta que lo excelsamente humano es la sabiduría que proviene de la experiencia, la que es posibilitada por el lenguaje. Por el contrario, a las emociones se les considera –expresa o tácitamente– la expresión de la parte animal de nuestra naturaleza. De ahí que se sostenga sin mayor discusión que las emociones son innatas y que lo racional es aprendido, puesto que lo animal lo heredamos y lo estrictamente humano lo desarrollamos a lo largo de la vida.

De modo que la aparente condición dual de los seres humanos –la animal y la racional– ha dado lugar al estudio separado de esos fenómenos; no obstante, la existencia de dos conceptos (emociones y cogniciones) aparentemente antagónicos no significa que existan dos fenómenos de la realidad empírica que se distingan claramente entre sí, como si se tratara de dos tipos de comportamientos que se encuentran en las antípodas. Si bien las posibilidades reactivas del ser humano provienen de una larga evolución de las especies, ello no significa que una parte de nuestro comportamiento sea “animal” y otra parte (la racional) sea estrictamente humana, esto último en el sentido de obedecer a principios distintos de los que explican la “naturaleza animal”. Tal distinción puede llevar a pensar que existen actos emocionales y actos racionales, los cuales operan de manera distinta, ocurren en momentos diferentes y hasta se ubican corporalmente en lugares diversos. Se dice, por ejemplo, que hay personas racionales y personas emocionales o pasionales. Igualmente se afirma que el hemisferio izquierdo del cerebro tiene la encomiable tarea de controlar las funciones lingüísticas (o racionales), de la misma manera que al hemisferio derecho le ha sido encomendada la labor emocional.

Desde una perspectiva científica, esa distinción carece de sólidas referencias empíricas y de sustento técnico, como cuando se dice que las emociones “están” de algún modo en el cuerpo, en el cerebro o en las hormonas.
A las emociones se les adjudica el papel de “mover” el comportamiento. De hecho, emoción y motivación comparten un mismo sentido; así, emoción proviene de emotio, del latín que significa “movimiento” o “impulso”; de ahí que términos como “impulso” y “pulsión” se usan a veces como equivalentes. En el caso de la palabra motivación, esta igualmente proviene del latín, de motivus, que significa “movimiento”, y del sufijo cion, que quiere decir “acción” y “afecto”.

Desde una perspectiva científica, otra dificultad adicional para comprender las emociones tiene que ver con la enorme cantidad de términos semejantes que se usan para aludir a cuestiones que se denominan genéricamente de la “vida afectiva” como algo distinto de la “vida racional”. Así, se habla, precisamente, de afecto, sentimiento, estimación, pasión, motivo, sensación, conmoción, entusiasmo, entre cientos de términos más que se pueden identificar en el lenguaje de legos, psicólogos, artistas, neurólogos o religiosos.

Tanto en el lenguaje hablado como en el escrito, muchos de esos términos se consideran intercambiables, aunque parece haber alguna clase de regla que indica cuándo un vocablo es apropiado y cuándo no lo es. Por ejemplo, decir que se tiene estimación por un amigo del mismo sexo no es lo mismo que decir (al menos en México) que alguien alberga un sentimiento por un amigo del mismo sexo. El contexto cultural –esto es, la gramática profunda– establece las reglas de uso específico de ambas expresiones. En el primer caso no parece existir una connotación sexual, pero en el segundo sí que puede haberla.

Todavía más peculiar sería decir que Juan se entusiasma mucho cada vez que ve a Pedro, sobre todo si el contexto es una cantina y ya se han consumido algunos litros de cerveza, siendo Juan y Pedro dos personas de mediana edad que pasan mucho tiempo juntos. Esta misma expresión no tendría la misma connotación si Juan y Pedro fueran dos niños, y además hermanos. Obviamente, en la vida cotidiana las más de las veces estas precisiones se llevan a cabo de manera muy rápida y atinada sin que haya problemas de interpretación, salvo para burlarse de alguien, como ejercicio lúdico, aunque hay que recordar que dichas convenciones lingüísticas entre la gente son siempre provisionales y bastante frágiles.

Es práctica común entre los usuarios de vocablos de tipo emocional definir un término usando otros términos sinónimos. Y ese es el caso también del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Véase.

Emoción: 1. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática; 2. Interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo.
Estas definiciones se parecen a las que definen el conejo como una especie de liebre, y la liebre como una especie de conejo. Compruébese si no es así. En el caso de la palabra conmoción, la primera de sus definiciones dice, a la letra: movimiento o perturbación violenta del ánimo o del cuerpo. De lo que resulta que emoción y conmoción son, ambas, una alteración intensa del ánimo o del cuerpo, pero es evidente que, dependiendo del contexto, tendrán un significado empírico distinto o semejante.

Si se busca la palabra pasión, se encuentra en el referido diccionario que se trata, en su acepción número 5, de una perturbación o afecto desordenado del ánimo. Lo mismo ocurre, en esencia, con el término afecto: cada una de las pasiones del ánimo, como la ira, el amor, el odio, etcétera, y especialmente el amor o el cariño.
La palabra sentimien
to, por su parte, se define de tres maneras: 1. Acción y efecto de sentir o sentirse; 2. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente, y 3. Estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso.

Así que todos estos términos se refieren a perturbaciones intensas, violentas o desordenadas del ánimo.

De acuerdo con la misma fuente, ánimo significa, en su primera acepción, alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana.

Concluyendo, se puede afirmar, apoyándose en el diccionario referido, que lo que causa la actividad humana es el ánimo, el alma o el espíritu. También se puede aseverar, con base en las mismas definiciones, que el ánimo se ve afectado (es decir, es objeto de un afecto) por una emoción, una conmoción, un sentimiento, una pasión y, por supuesto, por un afecto, palabras que ahí significan, todas ellas, lo mismo. Lo que resulta intrigante es que siendo el ánimo el principio de la actividad humana, requiera de las pasiones para llevar a cabo su labor, según se colige de lo apuntado arriba.

Aunque hasta aquí las emociones y otras afecciones parecen ser asunto del ánimo, también es posible afirmar que aquellas se sienten en el corazón o en el estómago, lo que no parece constituir un error en el lenguaje ordinario; pero con poco que se analice la aseveración, se tiene que responder sobre el porqué se usa el término sensación para referirse a las emociones, y el porqué esas sensaciones son privativas del corazón o de las vísceras, entre tantas interrogantes posibles.

Así, no es extraño escuchar expresiones como la siguiente: “Siento una emoción apasionada en el corazón que me produce un sentimiento intenso de tristeza en el alma”. De ahí que sea válido preguntarse si las emociones y pasiones pertenecen al alma o al cuerpo. ¿A cuál hay que culpar? Habrá que preguntarle a Descartes.

Como se puede notar, hay una clara circularidad y tautología en las definiciones y usos habituales de los conceptos de la vida afectiva. Quizá por esto es que las relaciones humanas son bastante problemáticas; no tanto porque estén “cargadas de emociones”, sino porque entendemos mal eso que llamamos emociones, pasiones y demás.

Por ejemplo, mientras alguien habla de su ira contenida, quien lo escucha quizá se pregunte si se trata de una verdadera y auténtica ira, o únicamente de un enojillo sin importancia; o quizás este interlocutor quiera indagar más sobre las características del recipiente que es capaz de contener eso llamado “ira”; y si el oyente es francamente perverso, es posible que quiera entender qué características posee la ira como sustancia contenida.

La verdad es que nunca se puede tener certeza de que los demás entienden lo que decimos, sobre todo en lo que concierne al mundo afectivo.

Hablar de las propias emociones (o de las ajenas), aunque no se sepa exactamente qué se quiere decir, crea un mundo de confusiones y suposiciones, sobre todo porque se asume sin cuestionamientos que el otro entiende lo que el primero quiere decir, y que ese “yo” es capaz de expresar sin dudas lo que está “sintiendo”.
Es este mundo de confusión lingüística el que constituye el marco de las interacciones humanas (otra manera de llamarle a la gramática profunda). Y no puede ser de otro modo en virtud de que la esencia de la gramática profunda es precisamente la de ser cambiante, dúctil, frágil, voluble y muy afecta a las modas culturales. Así que siempre que haya emociones de por medio (cualquier cosa que esto signifique), se terminará irremediablemente hablando solo.

Fuente: http://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol26num3/articulos/sabe-alguien-que-es-eso-de-las-emociones.html

DOCUMENTOS SOBRE EL STRESS
Aquí iré dejando enlaces de artículos y noticias que crea interesantes y que pueden también interesar a más personas.
Y aquí va el primero



¿EXISTE UN STRESS BUENO?



Leer cada día algo en http://leercadadiaalgo.blogspot.com/
En la cultura en que vivimos, especialmente en las grandes ciudades; hay un mal que silencioso o de forma muy marcada, va desgastando y quitando o menguando el disfrute: El estrés.

Dejando de lado el estrés bueno, se va a mencionar a continuación en esta lectura el estrés malo; no sin dejar en claro que ante cualquier duda consulte con un profesional de la salud. El único fin de este escrito es llamarle la atención y motivarle a que busque o consulte por su cuenta en los profesionales correspondientes y/o publicaciones, para no obviar algo que considero útil tener en cuenta.

¿Por qué es importante este tema? Por el hecho de que tener estrés continuo, provoca en el ser humano distintos perjuicios en su salud, e incluso muchas veces en la de los demás. Hay considerables estudios que suelen publicarse, en los cuales se muestran por estadísticas, que las personas con estrés son más propensas a determinados malestares, que las que no poseen estrés.

En “Gran Enciclopedia Médica Sarpe” en la edición del año 1979 se lo presentaba así al stress (estrés):
“El stress, considerado uno de los fenómenos típicos de nuestro tiempo, se debe en parte a la vida cada vez más intensa, frenética y frecuentemente competitiva que llevamos.” (fragmento)

Y lo define como (fragmentos):
“Término inglés, que se adopta para definir una reacción somática o psíquica, frente a un agente agresivo de cualquier naturaleza. Esta reacción implica un proceso global de adaptación al estímulo que ha alterado la homeostasia, por lo cual se manifiesta con síntomas generales que no se pueden referir de una manera directa a la naturaleza de la agresión” (…)
“Hoy en día, con el estilo de vida actual, existen varias situaciones que se pueden denominar como stressantes, y que provocan una serie de alteraciones en el organismo,” (...)

Se continua haciendo estudios sobre el estrés, por ejemplo, según el documental “La ciencia del estrés”, producción de National Geographic y la Universidad de Stanford; el tener un estrés crónico; realmente hace mucho daño, e incluso puede llegar a causar que se sienta menos disfrute de las cosas. Para peor parece ser que incluso muchas veces la jerarquía social en el trabajo estresa. De hecho hasta puede estresar a la persona el barrio donde vive, las cosas (aunque triviales) que no posea y otros; el estrato social al que se pertenece “nos hace más o menos vulnerables”. Este documental me pareció muy interesante y te recomiendo lo compres, expresa entre otros, puntos claves en la investigación del neurobiólogo Robert Sapolsky, que los considero muy útiles.

Unos vídeos en Youtube relacionados con el estress... Dé clic en el link




EVITANDO EL STRESS

TE INVITO A QUE ELIMINES EL STRESS VIENDO LAS SIGUIENTES PELICULAS CUYO TEMA CENTRAL ES EL AJEDREZ. SON DE MUCHA TRAMA E INTRIGA. DA CLIC EN EL LINK PELÍCULAS

Como estudiantes estamos sometidos a muchas presiones que nos generan stress. Espero lean este artículo donde  se dan una serie de  estrategias para superarlo. 


Las mejores formas de combatirlo comienzan por calmarse emocionalmente y comenzar a tratar las zonas mas afectadas, que en general son cuello y espalda.

Técnicas sencillas para relajarse y descontracturarse 

VÍDEO 1. En este método de asociación sinérgica antiestres fundamentado en Psiconeuroinmunologia.


Siempre se creyó que años de meditación intensa mejoran la capacidad de concentración en las personas que la practican. Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo en China ha puesto de manifiesto el hecho de que sólo una breve práctica semanal de meditación aumenta considerablemente los niveles de atención a corto plazo, además de reducir el estrés.

 El doctor Yi-Yuan Tang de la University of Oregon y sus colegas experimentaron con cuarenta jóvenes estudiantes chinos, sometiéndolos a sesiones de veinte minutos durante cinco días. 


Las conclusiones extraídas de este experimento apuntan a una mejora de las capacidades de concentración de los estudiantes implicados en él, además de una reducción de los niveles de estrés. 


Paralelamente un grupo experimentó ejercicios de relajación en lugar que ejercicios de meditación. Este grupo disminuyó los niveles de ansiedad, depresión, fatiga e ira en mayor medida que el grupo de meditación. Sin embargo, el estado de ánimo general, además de la capacidad de atención del grupo que practicó meditación, fueron superiores a los del otro grupo. El estudio abre la puerta a futuras investigaciones en el área de meditación, y suma a los aportes cognitivos que se hacen de la meditación como agente reductor de problemas. Vea el siguiente vídeo:


VÍDEO 2. Meditación y control del stress


Ejercicios.
  • Una forma de ejercitar esta cura es poniéndose cómodo y respirar profunda, suave, lenta y tranquilamente durante 10 segundos.
  • Masajearse la nuca con la punta de los dedos, apoyando las yemas contra la base y apretando. Luego hacer movimientos circulares ascendentes con las manos opuestas, durante un periodo prudencial que usted mismo puede determinar.
  • Para la espalda, la mejor forma de descontracturarse es acostándose boca abajo y aflojando brazos sobre una superficie preferentemente dura.
  • Otra persona debe masajear con los dedos de las manos, toda su espalda, presionando alternadamente y apoyando las palmas sobre la base de la espalda y subiendo con presión hacia la nuca
  •  Acostado boca arriba, con las rodillas y los pies juntos, levante el brazo derecho por encima de la cabeza, con la palma de la mano hacia arriba. 


El otro brazo déjelo estirado a lo largo del cuerpo con la palma hacia abajo. Mantenga esta posición durante 10 segundos.

Repita este ejercicio 4 veces. Después haga lo mismo con el brazo izquierdo.


Alimentarse bien
Otro factor estresante es la mala alimentación. Es imprescindible entonces cuidar este aspecto no solo en la prevención, sino también en la cura. Es mas fácil luchar contra el estrés, con una buena base alimenticia y las fuerzas necesarias para hacer los esfuerzos requeridos.
Para las personas con poco apetito durante la mañana (el desayuno es la comida más importante), se recomienda tomar jugo de naranja exprimido, que levanta el ánimo, "abre el estomago", aporta vitamina C pura para el sistema inmunológico, y aumenta el nivel de azúcar en la sangre.
Y otra bebida beneficiosa es el agua... sí, simplemente el agua. Evita la deshidratación que impacta directamente en el estado de ánimo y sobre las energías reservadas para todo lo cotidiano.
El mejor amigo del estrés es el desgano y la falta de energía, combatirlo depende de nosotros mismos, y estar concientes es el comienzo de toda lucha.

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